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FORESTECH CO2

PROYECTO FORESTECH CO2

INVESTIGACIÓN DE NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA LA EVALUACIÓN DEL POTENCIAL DE DESCARBONIZACIÓN DE LOS BOSQUES. LÍNEA PILOTO EN PINARES, ROBLEDALES, MATORRALES Y PASTOS MEDITERRÁNEOS DE EXTREMADURA.

ForestTechCO2 apuesta por avanzar en el estado del arte de las  tecnologías de cuantificación de las emisiones negativas del carbono, y en este caso se centra en el uso forestal de la tierra, y en el papel de los bosques como mitigadores del cambio climático gracias a su capacidad de secuestrar carbono de la atmósfera. 

Para ello se trabaja en un proyecto piloto de investigación industrial en la Comarca de La Vera en el Norte de Extremadura, un territorio concreto con valores naturales de biodiversidad y paisaje, con diferentes masas forestales de gran calidad ecológica y extensión, y ecosistemas agrosilvopastorales  muy ligados al desarrollo rural y a la cultura de la zona. El proyecto contempla estudios de monitorización, análisis, evaluación y modelización de cuatro tipo de formaciones forestales. Los bosques de coníferas representados por los pinares, los bosques de quercíneas representados por el robledal, las grandes extensiones de matorral mediterráneo y su elevada capacidad de ofrecer servicios de los ecosistemas, y los pastos naturales mediterráneos, ya estén adehesados o no. 

 

ForesTechCO2 se centra en desarrollar tecnologías digitales precisas y rentables, basadas en técnicas tradicionales y nuevas tecnologías de inventariación, monitorización y modelización de los recursos forestales. Estas tecnologías de cuantificación precisa de las emisiones negativas, basadas en las aplicaciones tecnológicas actualmente en desarrollo y crecimiento para una mejor monitorización de los recursos naturales y el uso de la tierra, pueden ofrecer a los propietarios de terrenos forestales la capacidad de valorar ecológica y económicamente el potencial de sus terrenos de mitigar el cambio climático, lo que abre la puerta al cobro por servicios de los ecosistemas forestales de sus propiedades, y a la integración de este valor en la cuenta de resultados, lo que refuerza el valor añadido de la explotación forestal.

El papel de los bosques como mitigadores del cambio climático.

El porcentaje de la superficie emergida de la tierra ocupada por los bosques es casi el 30%. Se estima que aproximadamente el 80% del carbono contenido en la biomasa aérea de toda la  vegetación mundial y un 40% del carbono contenido en raíces, residuos y suelos se encuentra en los ecosistemas forestales (Hall, 1991).

Una vez que el dióxido de carbono atmosférico es incorporado a los procesos metabólicos de las plantas mediante la fotosíntesis, éste pasa a formar parte de la composición de la madera y de todos los demás tejidos necesarios para el desarrollo de la planta. Los árboles en su crecimiento renuevan permanentemente parte de sus órganos a través del desfronde de hojas, ramas, flores, frutos, corteza, etc. Esta dinámica libera carbono, una parte del cual se incorpora a la atmósfera en forma de CO2 y el resto queda fijado en el suelo en forma de humus estable. Paralelamente a este proceso, se produce anualmente un aumento de las dimensiones del árbol  por medio de su crecimiento, produciéndose acumulación de carbono  (Montero et al., 2005).

El balance entre el carbono acumulado en el árbol, como resultado de su crecimiento, y el liberado por el desprendimiento y descomposición de hojas, ramas, frutos, cortezas, etc., determina la fijación neta de carbono por el árbol. El mismo razonamiento puede hacerse cambiando el concepto de árbol por el de masa forestal, incluyendo aquí el balance neto de todas las especies vegetales que lo componen: árboles, arbustos, matorrales y herbáceas. Al intervenir en el bosque por medio de la selvicultura y los aprovechamientos forestales, se extraen diferentes fracciones de la biomasa que se acumulan en el bosque: madera, piñas, leñas y otros productos, cuyo aprovechamiento genera unos residuos. Una parte de ellos pueden ser extraídos del sistema, como las leñas y la madera, y otros, como ramillas finas y hojas, son quemados inmediatamente después, o dejados en el suelo para que se descompongan e incorporen lentamente a la materia orgánica (Pardos, 2010).

La distribución temporal diaria de la fijación de CO2 por medio de la producción de biomasa se produce en los bosques de la siguiente manera: los bosques respiran las 24 horas del día pero la fotosíntesis (transformación de  CO2 en carbono orgánico y oxígeno gaseoso)  emplea energía electromagnética de la luz del Sol por lo que tiene lugar solamente durante las horas de luz. Es por esto que durante el día aumenta el nivel de oxígeno de la atmósfera, disminuyendo la concentración de CO2 y al anochecer,  como cesa la fotosíntesis, pero continúa la respiración, aumenta el nivel de CO2, llegando al máximo cerca del amanecer, cuando puede alcanzar hasta un 20% por encima de la media (Montero et al., 2005). Los tiempos de permanencia del carbono en los diferentes depósitos de la biosfera oscilan entre menos de un año en los órganos «verdes», flores, frutos y raicillas; alrededor de 50 años en la madera y hasta miles de años en el humus estable de los suelos  (Pardos, 2010).

Los procesos de captura y emisión de CO2 en un bosque constituyen un sistema complejo con cuatro grupos de agentes de almacenamiento de carbono: biomasa aérea, biomasa radical, materia orgánica en descomposición y productos forestales almacenados fuera del bosque (esto es, madera, papel, etc.). Cada uno de estos reservorios tiene diferentes tiempos de vida media, tras la que se acaban incorporando de nuevo a la atmósfera. Por tanto, se puede afirmar que los bosques actúan como sumideros, ya que almacenan grandes cantidades de carbono durante periodos prolongados (madera), al aumentar su biomasa anualmente debido al crecimiento, y por otra parte son también fuentes de emisión debido a las mortalidad natural, incendios, desfronte y descomposición de productos forestales, plantas y órganos de las plantas  (Montero et al., 2005).

La distribución del carbono dentro de los suelos es aproximadamente la siguiente: 4% en residuos vegetales y animales no descompuestos y que pueden permanecer así durante varias decenas de años; 22% formando parte de los ácidos fúlvicos del suelo, que puede permanecer así durante más de 100 años dependiendo de las condiciones climáticas del lugar y el 74% restante está integrado en los ácidos húmicos y puede permanecer fijado más de 1.000 años. Estos porcentajes se refieren a los valores medios, ya que estos tiempos son mucho menores en los ecosistemas tropicales y más largos en las regiones polares, donde las temperaturas son muy bajas (FAO, 2005). El carbono fijado en el suelo es, por tanto, el resultante del balance entre los aportes de los restos vegetales que se incorporan anualmente y las emisiones hacia la atmósfera, originadas por la descomposición y mineralización de la materia orgánica del suelo (Rodríguez Murillo, 1999). En los climas fríos la aportación por desfronde suele ser mucho mayor que la descomposición y el resultado se traduce en una gran acumulación de carbono en el suelo, como sucede en la tundra y en la taiga, que se acumula en forma de grandes masas de turba (FAO, 2005).

Por todo esto, los bosques desempeñan un papel central en el ciclo del carbono.Debido a la gran cantidad de biomasa acumulada en los bosques, estos constituyen una de las más grandes reservas y sumideros de carbono. Como dijimos arriba, se ha demostrado que el CO2 es el principal responsable del efecto invernadero, causante del cambio climático, por lo que las dos principales vías para frenar el calentamiento del planeta son la disminución de emisiones y el aumento de la fijación de este gas. Por estos motivos, en el Protocolo de Kyoto se propone la incorporación de la fijación de CO2 como un objetivo dentro de los criterios de gestión de bosques, y un modo importante de llevar a cabo este objetivo es mediante la aplicación de las técnicas selvícolas adecuadas (Montero et al., 2005).

Objetivos generales.

La incorporación de las nuevas tecnologías y la  digitalización al sector forestal está avanzando en los últimos años en varios campos, muchos de ellos relacionados con la inventariación forestal, la modelización de los recursos naturales y los sistemas de información geográfica. Sin embargo este avance es más lento que el que se está experimentando por ejemplo en el sector agrícola, donde la expansión de la digitalización sí se puede considerar ya una verdadera revolución tecnológica. Con la propuesta ForesTechCO2, se pretende contribuir al avance de la digitalización también en el sector forestal, en un campo, el del potencial de mitigación del cambio climático y la capacidad de secuestro de carbono, en que la ciencia forestal está transitando un camino complejo desde hace más de quince años, pero que gracias a las nuevas tecnologías tiene un interesante presente y futuro de innovación. Esta digitalización, aplicada a esta demanda de la sociedad, ofrece grandes oportunidades de generar nuevos servicios tecnológicos, que den paso a nuevos modelos de negocio, aprovechando el potencial de los bosques como sumideros de carbono, y las nuevas tecnologías como herramientas que sean capaces de monitorizar y cuantificar, con una precisión cada vez mayor, el carbono que puede secuestrar de la atmósfera distintas formaciones forestales.

En este sentido, los bosques diversos de Extremadura ofrecen un laboratorio vivo con el que investigar distintas vías que puedan ser exportables y escalables. Los objetivos generales son por lo tanto:

Investigar nuevos modelos de monitorización forestal que puedan dar una mejor información de la cuantificación de la biomasa, de tal forma que estos valores más precisos puedan traducirse, gracias a los modelos existentes y en desarrollo, en un mejor conocimiento de la capacidad de los bosques de secuestrar carbono, ofreciendo valores mesurables en este terreno mejor contrastados.

Explorar en el ámbito de las explotaciones forestales el valor económico y los beneficios ambientales, que los nuevos conceptos de adaptación al cambio climático, mitigación de sus efectos, servicios de los ecosistemas, pueden ofrecer a la sociedad, de tal forma que los propietarios forestales puedan incluir estos valores en su cuenta de resultados económicos, y abrir la puerta a futuras compensaciones y cobros por servicios ecosistémicos prestados por sus bosques.

Desarrollar un nuevo servicio de consultoría forestal junto a una nueva herramienta tecnológica, basada en tecnologías de monitorización forestal, modelos de cuantificación de secuestro de carbono y modelos de transformación de servicios ecosistémicos en valores económicos, capaz de prestar asistencia a la propiedad forestal para generar valor añadido e incorporar a la cadena de valor forestal la capacidad de secuestro de carbono del bosque.